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22 Años Después del 11-S: El Legado Tóxico que Persiste

En el vigésimo segundo aniversario de los atroces ataques del 11 de septiembre a las Torres Gemelas en Estados Unidos, es imprescindible recordar no solo a las vidas perdidas en ese fatídico día, sino también las secuelas a largo plazo que continúan afectando a muchas personas.

Una de las tragedias menos debatidas relacionadas con el 11-S es el impacto duradero de la contaminación por toxinas en el lugar de los ataques. Bomberos, policías y numerosos voluntarios que participaron en las operaciones de rescate siguen lidiando con graves problemas de salud debido a la exposición a diversas sustancias tóxicas.

Después de los ataques, el lugar donde alguna vez se alzaron majestuosamente las Torres Gemelas se convirtió en un hervidero de actividades de rescate y recuperación. Sin embargo, lo que pasó inadvertido en ese momento fue la presencia de una mezcla tóxica en el aire, compuesta por polvo, escombros y productos químicos peligrosos.

El Aire Tóxico que Asoló la Zona Cero

Después de los ataques, el lugar donde alguna vez se alzaron majestuosamente las Torres Gemelas se convirtió en un hervidero de actividades de rescate y recuperación. Sin embargo, lo que pasó inadvertido en ese momento fue la presencia de una mezcla tóxica en el aire, compuesta por polvo, escombros y productos químicos peligrosos.

Partículas de asbesto, metales pesados y otras sustancias nocivas inundaron el aire, creando una nube invisible de peligro que afectaría la salud de los rescatistas en los años venideros.

El colapso de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 liberó una columna de humo que contenía 400 toneladas de asbesto pulverizado y otros materiales peligrosos en todo el bajo Manhattan. Se estima que entre 410,000 y 525,000 personas, incluidos más de 90,000 trabajadores, estuvieron expuestas al polvo tóxico durante los esfuerzos de rescate, recuperación y limpieza que siguieron al ataque. El polvo del World Trade Center estaba compuesto por:

  • 50% materiales de construcción no fibrosos
  • 40% vidrio y otras fibras
  • 9.2% celulosa procedente de papel desintegrado
  • 0.8% amianto

Desde entonces, ha quedado claro que la exposición a estas toxinas ha tenido un efecto duradero en la salud de quienes trabajaron en el sitio. Muchos han desarrollado enfermedades respiratorias crónicas, cánceres y otros problemas de salud graves.

Por ejemplo, un estudio de 2011 en el que participaron bomberos expuestos al polvo del World Trade Center demostró que este grupo tiene un 19% más de probabilidades de desarrollar cáncer que la población general.

Según la última encuesta de salud realizada en 2016:

  • Al menos 352 personas han sido diagnosticadas con asbestosis.
  • Al menos 444 personas han sido diagnosticadas con fibrosis pulmonar, condiciones que pueden haber sido agravadas por la exposición al asbesto y otras fibras en el polvo del 11-S.
  • Casi el 16% ha sido diagnosticado con cáncer, en comparación con el 8% de 2007.
  • Aproximadamente el 35% busca atención médica debido a dificultades respiratorias.
  • Casi el 70% del personal de recuperación ha experimentado problemas pulmonares, incluido el síndrome de tos del World Trade Center.
Hasta 2021, casi 24,000 personas habían sido diagnosticadas con cáncer relacionado con el 11 de septiembre. Otros problemas de salud reportados incluyen enfermedad pulmonar obstructiva crónica, apnea del sueño, trastornos musculoesqueléticos, sarcoidosis (una enfermedad inflamatoria), trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión.

Apoyo y Recursos para los Afectados

Hasta 2021, casi 24,000 personas habían sido diagnosticadas con cáncer relacionado con el 11 de septiembre. Otros problemas de salud reportados incluyen enfermedad pulmonar obstructiva crónica, apnea del sueño, trastornos musculoesqueléticos, sarcoidosis (una enfermedad inflamatoria), trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión.

En total, más de 63,000 personas han sido diagnosticadas con afecciones de salud relacionadas con el 11-S.

Afortunadamente, los afectados no han enfrentado estos desafíos solos. A lo largo de los años, se han establecido varios programas y fondos para proporcionar apoyo médico y financiero a quienes enfrentan problemas de salud relacionados con el 11-S.

Además, se ha promovido la investigación continua para comprender mejor los impactos a largo plazo de la exposición a toxinas y desarrollar tratamientos más efectivos.

El 11 de septiembre de 2001 dejó un legado tóxico que persiste hasta el día de hoy. Las vidas perdidas y los problemas de salud que continúan afectando a los valientes rescatistas son un recordatorio constante de la importancia de la seguridad y la preparación ante desastres.

Un Legado Invisible pero Impactante

El 11 de septiembre de 2001 dejó un legado tóxico que persiste hasta el día de hoy. Las vidas perdidas y los problemas de salud que continúan afectando a los valientes rescatistas son un recordatorio constante de la importancia de la seguridad y la preparación ante desastres.

Este artículo destaca la necesidad de recordar y honrar a aquellos que sufrieron y continúan sufriendo las consecuencias de esta tragedia.

El legado del 11-S nos recuerda la resiliencia del espíritu humano y la importancia de apoyar a quienes enfrentan desafíos inimaginables.

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