Fenómeno de El Niño: Ecuador cambia la alerta de amarilla a naranja
El 18 de septiembre de 2023 el país se prepara para afrontar el impacto del Fenómeno de El Niño. En una rueda de prensa llevada a cabo en las instalaciones del ECU 911, en el centro de Quito, el Ministro del Interior, Juan Zapata Silva, anunció el cambio de alerta de amarilla a naranja. Este cambio, que ha generado gran interés y preocupación en todo el país, tiene como objetivo anticiparse a los posibles efectos de este fenómeno climático y proteger a la población ecuatoriana.
La Advertencia del Ministro del Interior
El anuncio del Ministro del Interior, Juan Zapata Silva, ha sacudido a Ecuador. En una declaración en la que se notaba la seriedad del asunto, Zapata informó a la nación sobre el cambio de alerta debido a la presencia inminente del Fenómeno de El Niño. La alerta amarilla, que ya estaba en vigor, ha sido elevada a alerta naranja, lo que indica un nivel más alto de riesgo y la necesidad de tomar medidas preventivas y de preparación.
Incertidumbre sobre la Magnitud del Fenómeno
A pesar de la certeza de la inminente llegada del Fenómeno de El Niño, los expertos aún no pueden determinar con precisión su magnitud ni cuándo comenzarán las lluvias intensas. Este fenómeno climático suele coincidir con la época lluviosa, que generalmente se registra en el último trimestre del año. Esta coincidencia hace que el cambio de alerta sea aún más urgente, ya que las lluvias podrían desencadenar inundaciones y deslizamientos de tierra.
Acciones de Prevención y Planificación
El cambio de alerta a nivel nacional implica que ministerios, prefecturas, municipios y juntas parroquiales deben intensificar sus acciones de prevención. Se han proporcionado herramientas y técnicas para que puedan elaborar planes de acción en sus respectivos territorios. Esta preparación es esencial para garantizar la seguridad de la población y minimizar los daños causados por el fenómeno.
Los Parámetros del Cambio de Alerta
El Ministro Zapata explicó que el cambio de alerta se basa en datos concretos. La probabilidad de ocurrencia del fenómeno ha alcanzado el 67%, y existe un 99% de posibilidades de que se presente durante este trimestre. Estas cifras alarmantes respaldan la decisión de elevar la alerta y tomar medidas proactivas.
La Decisión del Presidente Lasso
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, respaldó la decisión de elevar la alerta por El Niño. Esto marca un cambio significativo en la estrategia gubernamental, ya que el país pasa de una etapa de prevención a una etapa de preparación. El gobierno está tomando medidas concretas para enfrentar el impacto del fenómeno, incluyendo la búsqueda de financiamiento con organismos multilaterales y la banca pública.
La Observación Continua de El Niño
El Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada de Ecuador, a través de su director Carlos Zapata, ha anunciado que se mantendrá una observación constante del Fenómeno de El Niño. En octubre, zarpará un crucero que vigilará el ingreso de aguas cálidas a la costa ecuatoriana. Esta vigilancia es esencial para monitorear de cerca la evolución del fenómeno y anticiparse a sus efectos.
El Niño en un Contexto de Cambio Climático
Los expertos advierten que El Niño de este año no seguirá patrones habituales. El calentamiento global y la crisis climática están influyendo en su comportamiento. En un planeta más cálido, se espera que El Niño se desarrolle de manera diferente, lo que agrega incertidumbre a los posibles efectos en Ecuador y otras regiones.
Impacto Global del Fenómeno
La Organización Meteorológica Mundial ha alertado sobre el impacto global del Fenómeno de El Niño. Se espera que aumente considerablemente la probabilidad de récords de temperatura y condiciones climáticas más extremas en todo el mundo, incluyendo los océanos. Esto plantea desafíos adicionales para las autoridades ecuatorianas, que deben prepararse para escenarios impredecibles.
En resumen, Ecuador se enfrenta a la inminente llegada del Fenómeno de El Niño, y las autoridades están tomando medidas decisivas para proteger a la población y minimizar los daños. La elevación de la alerta de amarilla a naranja es un paso crucial en esta preparación, respaldado por datos científicos y la voluntad de proteger a la nación.